viernes, 3 de abril de 2015

Atzagat HaJag – Pesaj


Atzagat HaJag – Pesaj  

Fuente de la imagen: (*)
Título de la obra: Libertad

Propuesta de lectura para los adultos: Shmot (Éxodo) Cap XI – XII y Cap XIV

Personajes: Moshe, Aharon , Najshon, Paró, 3 hijos de Israel y 3 Egipcios

Recursos: Un muñequito para cada personaje, tres caballos (o animalitos similares), bloques tipo lego para la construcción e instrumentos musicales.

Resumen de la obra:
“Ma Nishtana HaLaila HaZe…” ¡Opps! Ni me di cuenta que estaban ahí… ¿Hace mucho que llegaron?
Bueno, ¿Cómo están?

Mi nombre es… ahhh mejor no se los voy a contar ahora… esta noche es MUUY especial, aunque mi nombre no esté en esos libros que tienen… yo ya me quejé con los editores, llamé a mis abogados y ellos me explicaron los motivos… se los voy a contar al final.

En distintos lugares del mundo hay personas, como ustedes, alrededor de una mesa con esas cosas “diferentes”: un huevo, una alita de pollo, maror, jaroset y un fruto de la tierra, como por ejemplo, la papa.
Comemos un “pan” diferente que se llama, ¿saben cómo se llama? ¡Eso es, Matza! Leemos de un libro que se llama…? Eso mismo, Hagada. En la Hagada se cuenta una historia. A ustedes, ¿les gustan las historias?

La historia que nos cuenta la Hagada es nuestra propia historia, es la historia sobre cómo llegamos hasta acá… resulta que hace mucho tiempo existía un Faraón de nombre Paro. Nosotros, los Iehudim, vivíamos en Egipto (Mitzraim) y él nos hacía trabajar mucho, todos quedábamos re cansados. Imaginate trabajar y trabajar sin parar, sin escuchar cuentos, sin tiempos para jugar y sin la siesta de Shabat… terrible!

Con mucha fuerza le pedíamos a Dios y Él nos escuchó. Entonces, nos pidió a mi y a mi hermano Aharon que fuéramos a hablar con Paro. Upps, ya van a descubrir quién soy… los que ya saben, no lo digan por favor!! Bueno, mejor se los cuento ahora. ¿Quién adivinó quién soy? Muy bien, soy Moshe y me explicaron que mi nombre no está en la Hagada porque cada uno debe sentirse protagonista, cada uno tiene que sentir que en este momento está hablando con Paro.

A Paro le tuvimos que decir: “Let my People Go!” deja salir a mi pueblo.
Cada vez que íbamos a hablar con Paro, él decía que sí que nos podíamos ir, pero al poco tiempo se arrepentía… un indeciso. ¡Era muy feo! Cada vez nos daba más trabajo y  los Iehudim quedábamos cada vez más cansado.

Dios ya no sabía bien qué hacer con Paro y el Pueblo de Egipto. Ya los había puesto para pensar nueve veces a Paro y a su pueblo, con duras plagas para exigirles que dejara en libertad a los Bnei Israel.

Así que Dios decidió poner para pensar a Paro y a su gente por última vez, la décima plaga. Esta sería la más dura de todas - ya que ahora Dios era el enojado, Paro lo había cansado de verdad. Dios tuvo una idea y pensó: "Para que Egipto aprenda, voy a poner para pensar, en un rincón, por cinco minutos al hijo más grande de cada casa, a ver si así ellos se empiezan a portar mejor y dejan salir a los Bnei Israel en libertad."

Para poder diferenciar bien las casas de los Beni Israel de la de los egipcios, Dios les pidió que en las puertas de las casa de Israel se hiciera una señal en los marcos, con un color rojo (¡Sí! Es para recordar esta historia que hasta el día de hoy ponemos las Mezuzot en las puertas de nuestras casas).

Cerca de la media noche comenzó esta plaga número diez, la última y la más difícil para Egipto. Al ratito de haber comenzado, Paro se paró sobre su silla y dijo: "Basta, salgan de aquí. A partir de ahora quedan en libertad."

Los hijos de Israel estaban muy contentos, pero tenían miedo que Paro se arrepintiera como había pasado las otras veces. Así que cada uno armó su mochila y salieron para el viaje de la libertad, fue todo tan rápido que no tuvieron tiempo de hacer ricas galletitas, así que lo que les quedo fueron unas galletitas diferentes, sin levadura, que se llaman Matzot. Es para recordar esta historia que todos los años en la mesa de Pesaj comemos juntos Matza.

Todos nos preguntábamos si esta vez Paro no se iba a arrepentir, como las anteriores. Pero ahora había una diferencia, el Pueblo de Israel ya había salido de Egipto con las Matzot en sus mochilas y se encontraba camino a la libertad.

Un rato más tarde, Paró preguntó a uno de sus ayudantes: “¿Dónde están los Bnei Israel?”. Y le respondieron: “Pero, pero... Paró.... Vos los dejaste ir.” “¿Yo? Pero ahora estoy arrepentido, quiero que vuelvan” - dijo Paró – “Preparen los caballos y vamos pronto a buscarlos.”

Dos minutos más tarde todo el ejército de Egipto corría con sus caballos por el desierto en busca de los hijos de Israel.

¿Saben dónde ellos estaban? En la arena, haciendo Pocitos y descansando, disfrutando de la Libertad!

En eso escucharon caballos que se acercaban... (Tocotoc, tocotoc). Cuando vieron que era Paró que los venía a buscar tuvieron mucho miedo, ya que el mar estaba adelante y los Egipcios atrás... No tenían para dónde ir.

Rápidamente se juntaron con Moshe y le preguntaron: “¿Y ahora, qué hacemos?” Moshe respondió: “Tenemos que atravesar el Mar. ¿Trajeron la malla? ¿Se animan?”

Silencio absoluto... Parece que nadie se animaba. Hasta qué Najshon dijo: “Yo me animo, vamos!”

Se puso la malla y entró al mar. Nadó solo un poquito y de pronto ocurrió algo muy extraño, fuera de lo común, un milagro! El mar se abrió dejando así pasar a los Bnei Israel por medio de la tierra seca, mientas tenían algo que parecía a una pared de agua a la derecha y otra a la izquierda. Increíble!

Ni bien terminaron de pasar por las aguas que se habían abierto, el mar se cerró, así como se cierran las puertas de los ascensores... Los Bnei Israel estaban muy contentos, tan contentos que agarraron sus instrumentos musicales y comenzaron a cantar una canción de alegría.

Ashira LaAdnai KiGao Gaa (x2)

http://creoqenosoynormal.blogspot.com/2011/04/feliz-pesaj.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario